Aunque para su segundo gobierno Belaúnde tenía más garantías contra los golpes de estado, estipuladas en la Constitución del ´79, esto no significó que el presidente tuviera más confianza en las FF.AA., ya que se omitió la redefinición de las relaciones cívico- militares. Esto fue evidente en sus primeros discursos, donde establece la no-intervención del gobierno democrático en asuntos militares. Con esto las FF.AA. logran una gran autonomía institucional, la cual es agravada en cuanto el nuevo gobierno no afianza el poder democrático sobre el militar. Es evidente que el presidente temía darles mucho poder a los militares, pues esto aumentaba las posibilidades de golpe.
Respecto a la situación internacional en la cual se desarrolla el gobierno, cabe destacar que América Latina llega a un punto crítico en 1982. México se declara en bancarrota, por lo tanto no puede continuar pagando su deuda externa. Lo mismo hicieron Brasil y Argentina, en el caso del Perú su crecimiento se vio afectado llegando a un porcentaje negativo de ()12,2%. Esto ocasiona que organizaciones como el FMI plantee medida para superar la crisis. Estas medidas se basaban en la sinceración de precios (es decir quitar cualquier tipo de subsidio) de modo que al tener menos consumo, las importaciones bajaran y este saldo positivo en la balanza comercial permitiría el pago de la deuda. Es en este gobierno donde se dan las primeras medidas de corte neoliberal con una apertura al mercado externo (con medidas a favor de la inversión petrolera y minera), la liberalización del sistema financiero, la elevación de los precios, disminución del salario real y pago de la deuda externa.
En 1980 aparece en la escena política un grupo formado bajo la ideología de Mao. Sus inicios se remontan a 1960 a raíz de la división del partido comunista Bandera Roja, luego en 1964 hay una nueva división de la que surge Patria Roja y en 1970 otra última división de la que surge Sendero Luminoso. Este grupo se va preparando militarmente y expulsando a todos los miembros moderados del partido, de modo que solo quedan los radicales.
La reacción contrainsurgente fue muy lenta. Había muy poca comprensión acerca de las dimensiones y el carácter del nuevo conflicto. Se desconocía la organización e intereses de Sendero, por lo que se trato como un asunto de carácter criminal antes que político. Belaúnde interpretó el conflicto como similar al del MIR en el 65, no tomando en cuenta los grandes cambios sociales y políticos dados desde esa fecha en el Perú. Por ello, se pensó que los encargados de resguardar el orden serían las fuerzas policiales (Los sinchis). Asimismo, este desconocimiento del partido insurgente era general. Los partidos políticos formales formulaban sus propias tesis acerca de esta organización, por ejemplo, la izquierda le atribuía responsabilidad directa a la CIA y al SIN, mientras que la derecha a la izquierda.
El fracaso de las fuerzas policiales se debió a la confluencia de factores negativos que mellaban su desempeño como por ejemplo la falta de entrenamiento en acciones contrainsurgentes; las acusaciones de corrupción; la carencia de recursos para combatir; ). El camuflaje de sendero entre la población y la geografía complicada.
En consecuencia, entre el 82 y el 83 se duplican las bajas policiales, se aumenta en 9 el número de victimas civiles y en 40 el número de presuntos sospechosos.
Bajo estas condiciones y ante la inminente incapacidad de las fuerzas policiales para controlar el conflicto, Belaúnde decide otorgarle la responsabilidad a las FF.AA. de tomar acciones en los más de 40 poblados que se encontraban en estado de emergencia. Es importante tener en cuenta que este mandato les da una posición especial y hasta superior a las formalmente permitidas a las FF.AA., ya que si bien estábamos bajo un régimen civil, ni el poder judicial, ni el congreso podían supervisar o formular la política contrainsurgente que se llevaría a cabo.
Subsiguientemente, sin un estrategia adecuada, sin reconocimiento del real enemigo y buscando una victoria rápida, las FF.AA. tuvieron como pilar a la lucha militar. Como resultado , el periodo del 83 al 84 culminó con 5 mil muertos en un territorio de menos de 500 mil habitantes.