viernes, 16 de diciembre de 2011

Servicio Militar Obligatorio

¿Te animarías a hacer servicio militar si las condiciones de este mejoran?
El presidente Humala planteó reformular el enrolamiento a las FF.AA. Ex jefe del Ejército cree que debe volver la obligatoriedad “hoy más que nunca”

Sábado 10 de diciembre de 2011 - 12:36 pm 36 comentarios
El tema del servicio militar fue puesto nuevamente sobre la mesa tras las declaraciones de ayer del presidente Ollanta Humala. (Foto: Archivo El Comercio)
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¿Te animarías a hacer servicio militar si las condiciones de este mejoran?

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Ayer en Ayacucho, el presidente Ollanta Humala planteó reformular el servicio militar voluntario, que a su parecer ha fracasado. Es por ello que habló de la necesidad de corregirlo, aunque no necesariamente regresando al enrolamiento obligatorio.

Según dijo, lo que se buscaría sería incentivar a los jóvenes a que se inscriban a través de la firma de convenios de capacitación técnica con institutos. De esta manera, contarían con un certificado que los ayude a acceder con mayor facilidad a un empleo.

Más allá fue el ex comandante general del Ejército, general (r) José Graham, quien consideró que “hoy más que nunca” se debe restituir el servicio militar obligatorio para cubrir el déficit en las Fuerzas Armadas, lo que dificulta defender la soberanía del país y combatir a enemigos internos.

“Por más que se crearon incentivos no se cumplieron tal como incrementar la propina del personal voluntario, o darle oportunidad de estudios superiores, terrenos en la frontera; hay muchos incentivos en el papel que no se cumplieron”, señaló a Andina.

Los valores y su significado

Aún cuando el tema de los valores es considerado relativamente reciente en filosofía, los valores están presentes desde los inicios de la humanidad. Para el ser humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Sin embargo, el criterio para darles valor ha variado a través de los tiempos. Se puede valorar de acuerdo con criterios estéticos, esquemas sociales, costumbres, principios éticos o, en otros términos, por el costo, la utilidad, el bienestar, el placer, el prestigio.

Los valores son producto de cambios y transformaciones a lo largo de la historia. Surgen con un especial significado y cambian o desaparecen en las distintas épocas. Por ejemplo, la virtud y la felicidad son valores; pero no podríamos enseñar a las personas del mundo actual a ser virtuosas según la concepción que tuvieron los griegos de la antigüedad. Es precisamente el significado social que se atribuye a los valores uno de los factores que influye para diferenciar los valores tradicionales, aquellos que guiaron a la sociedad en el pasado, generalmente referidos a costumbres culturales o principios religiosos, y los valores modernos, los que comparten las personas de la sociedad actual.

¿Qué se entiende por valor? Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad (Vásquez, 1999, p. 3). Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social.


"Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo posee y de un sujeto que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo uno ni lo otro. Los valores no tienen existencia real sino adheridos a los objetos que lo sostienen. Antes son meras posibilidades." (Prieto Figueroa, 1984, p. 186)
¿Desde cuáles perspectivas se aprecian los valores? La visión subjetivista considera que los valores no son reales, no valen en sí mismos, sino que son las personas quienes les otorgan un determinado valor, dependiendo del agrado o desagrado que producen. Desde esta perspectiva, los valores son subjetivos, dependen de la impresión personal del ser humano. La escuela neokantiana afirma que el valor es, ante todo, una idea. Se diferencia lo que es valioso de lo que no lo es dependiendo de las ideas o conceptos generales que comparten las personas. Algunos autores indican que "los valores no son el producto de la razón"; no tienen su origen y su fundamento en lo que nos muestran los sentidos; por lo tanto, no son concretos, no se encuentran en el mundo sensible y objetivo. Es en el pensamiento y en la mente donde los valores se aprehenden, cobran forma y significado. La escuela fenomenológica, desde una perspectiva idealista, considera que los valores son ideales y objetivos; valen independientemente de las cosas y de las estimaciones de las personas. Así, aunque todos seamos injustos, la justicia sigue teniendo valor. En cambio, los realistas afirman que los valores son reales; valores y bienes son una misma cosa. Todos los seres tienen su propio valor. En síntesis, las diversas posturas conducen a inferir dos teorías básicas acerca de los valores dependiendo de la postura del objetivismo o del subjetivismo axiológicos.

¿Cuáles son las características de los valores? ¿Qué hace que algo sea valioso? La humanidad ha adoptado criterios a partir de los cuales se establece la categoría o la jerarquía de los valores. Algunos de esos criterios son: (a) Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más permanentes en el tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer es más fugaz que el de la verdad. (b) Integralidad: cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible. (c) Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias de las personas. (d) Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los practican. (e) Polaridad: todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; todo valor conlleva un contravalor. (f) Jerarquía: hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad) y otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o vitales). Las jerarquías de valores no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo progresivamente a lo largo de la vida de cada persona. (g) Trascendencia: los valores trascienden el plano concreto; dan sentido y significado a la vida humana y a la sociedad. (h) Dinamismo: los valores se transforman con las épocas. (i) Aplicabilidad: los valores se aplican en las diversas situaciones de la vida; entrañan acciones prácticas que reflejan los principios valorativos de la persona. (j) Complejidad: los valores obedecen a causas diversas, requieren complicados juicios y decisiones.


En una escuela de enseñanza primaria, una maestra se dio cuenta de la vanidad que había en las actitudes de sus alumnos. Valiéndose de una situación fantástica, sugirió al grupo lo divertido que sería crear una ciudad imaginaria. Cada alumno podría desempeñar el trabajo que quisiera. Llevando cuenta de las elecciones hechas por los chicos, el grupo descubrió que tenían varios doctores, abogados e ingenieros. Hubo un individualista que aspiraba a ser vago. A continuación, preguntó al grupo si una ciudad así podría sobrevivir. Entonces se puso de manifiesto la necesidad de agricultores, fabricantes de herramientas, de personas dedicadas a la limpieza de las calles, etcétera. En la discusión que siguió, los chicos se dieron cuenta, por primera vez, no sólo de la importancia que tiene toda ocupación en nuestra sociedad, sino también de las medidas que estaban usando para determinar el valor de una ocupación o de una persona. Los distintos valores de nuestra sociedad que dan importancia a la recompensa monetaria, a la categoría, al servicio social, etcétera, emergieron del inconsciente al interés consciente de todos los miembros del grupo. (Lifton, 1972, pp. 263-264)
¿Cómo valora el ser humano? ¿Cómo expresa sus valoraciones? El proceso de valoración del ser humano incluye una compleja serie de condiciones intelectuales y afectivas que suponen: la toma de decisiones, la estimación y la actuación. Las personas valoran al preferir, al estimar, al elegir unas cosas en lugar de otras, al formular metas y propósitos personales. Las valoraciones se expresan mediante creencias, intereses, sentimientos, convicciones, actitudes, juicios de valor y acciones. Desde el punto de vista ético, la importancia del proceso de valoración deriva de su fuerza orientadora en aras de una moral autónoma del ser humano.
¿Cómo se clasifican los valores? ¿Cuáles tipos de valores existen? No existe una ordenación deseable o clasificación única de los valores; las jerarquías valorativas son cambiantes, fluctúan de acuerdo a las variaciones del contexto. Múltiples han sido las tablas de valores propuestas. Lo importante a resaltar es que la mayoría de las clasificaciones propuestas incluye la categoría de valores éticos y valores morales. La jerarquía de valores según Scheler (1941) incluye: (a) valores de lo agradable y lo desagradable, (b) valores vitales, (c) valores espirituales: lo bello y lo feo, lo justo y lo injusto, valores del conocimiento puro de la verdad, y (d) valores religiosos: lo santo y lo profano. La clasificación más común discrimina valores lógicos, éticos y estéticos. También han sido agrupados en: objetivos y subjetivos (Frondizi, 1972); o en valores inferiores (económicos y afectivos), intermedios (intelectuales y estéticos) y superiores (morales y espirituales). Rokeach (1973) formuló valores instrumentales o relacionados con modos de conducta (valores morales) y valores terminales o referidos a estados deseables de existencia (paz, libertad, felicidad, bien común). La clasificación detallada que ofrece Marín Ibáñez (1976) diferencia seis grupos: (a) Valores técnicos, económicos y utilitarios; (b) Valores vitales (educación física, educación para la salud); (c) Valores estéticos (literarios, musicales, pictóricos); (d) Valores intelectuales (humanísticos, científicos, técnicos); (e) Valores morales (individuales y sociales); y (f) Valores trascendentales (cosmovisión, filosofía, religión) (p. 53).


"Tiene razón el liberalismo cuando dice que la sociedad es para el hombre y no el hombre para la sociedad, pero diciendo la mitad de la verdad escamotea la otra mitad: que el hombre que se refugia en su 'interés privado' y se pone como horizonte el 'bien particular' desentendiéndose del Bien Común está violando su dignidad de hombre y da la espalda a la tarea ética que le correspondería en cuanto hombre digno." (Mikel de Viana, 1991, p. 15)

miércoles, 17 de agosto de 2011

La juramentación del primer Congreso del Perú

CRÓNICA: la juramentación del primer Congreso del Perú

Entre las principales preocupaciones de aquellos 79 diputados en 1822 estuvo la moralización de la función que les tocaba cumplir
 
Congreso de la República, Fiesta Patrias
Histórico. El óleo de Francisco González Gamarra muestra la ceremonia de instalación del Congreso Constituyente el 20 de setiembre de 1822 en la capilla de la Universidad de San Marcos. (Historia de la República del Perú)
JUAN AURELIO ARÉVALO
El próximo 20 de setiembre se cumplirán 189 años desde la instalación del primer Congreso Constituyente, que no solo marcó el inicio de nuestra historia parlamentaria, sino también de nuestra vida republicana. Entre las principales preocupaciones de aquellos 79 diputados estuvo la moralización de la función que les tocaba cumplir. Por ello, a pedido de su presidente, Francisco Javier de Luna Pizarro, la asamblea acordó prohibir que cualquiera solicite o admita para persona alguna, empleo, pensión o gracia del Poder Ejecutivo. Luna Pizarro incluso pidió que se le expatriase si lo hiciera. Valiosa lección nos dejaron.
Decía el ilustre historiador tacneño Jorge Basadre que el 20 de setiembre de 1822, día que se reunió el Congreso Constituyente convocado por el protector José de San Martín, empezó nuestra historia republicana.
Pese a que parte del Perú seguía ocupado por los españoles, el general argentino trasladó la responsabilidad de decisión al pueblo. ¿Pero cómo hicieron, por ejemplo, los arequipeños para elegir a sus representantes si seguían bajo el mando español? “Ejercieron ese derecho, como los demás provincianos en la misma situación, los arequipeños residentes en Lima que por entonces ya debían ser numerosos”, escribió el recordado Enrique Chirinos Soto. Precisamente, un diputado electo por Arequipa, el clérigo Francisco Javier de Luna Pizarro, terminó siendo elegido presidente de aquella asamblea.
Ese 20 de setiembre, a las 10 de la mañana, 51 de los 79 diputados convocados se reunieron en Palacio de Gobierno. De ahí se dirigieron a la Catedral de Lima, donde escucharon la misa del deán gobernador eclesiástico Francisco Javier de Echagüe.
“¿Juráis conservar la santa religión católica, apostólica, romana, como propia del Estado; mantener en su integridad el Perú; no omitir medio para libertarlo de sus opresores; desempeñar fiel y legalmente los poderes que os han confiado los pueblos y llenar los altos fines para que habéis sido convocados?”, preguntó el ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Valdivieso, y un sencillo, pero firme “¡sí, juro!” fue la respuesta unánime.
“Al entonarse después el Te Deum, hubo en la plaza una salva de veintidós cañonazos renovada en el Callao por los buques de la escuadra y contestada en la capital con un repique general de campanas, que continuó hasta la llegada de los diputados al salón del Congreso en el local de la Universidad de San Marcos”, cuenta Basadre.
CUESTIÓN DE PRINCIPIOS
Ese mismo día San Martín protagonizó el que es tal vez el caso de renuncia de poder más notable de nuestra historia. Dimitió como gobernante para facilitar la llegada de los ejércitos independentistas del norte encabezados por Simón Bolívar y lograr así la derrota definitiva del ejército realista.
“La presencia de un militar afortunado… es temible a los estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte, ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano… En cuanto a mi conducta pública, mis compatriotas, como en lo general de las cosas, dividirán sus opiniones: los hijos de estos darán el verdadero fallo. Peruanos: os dejo establecida la representación nacional; si depositáis en ella una entera confianza, cantad el triunfo, si no la anarquía os va a devorar. Que el acierto presida a vuestros destinos y que estos os colmen de felicidad y paz”, dijo nuestro Libertador.
Por la noche, San Martín partió a caballo rumbo a Ancón desde donde se embarcó a las dos de la mañana del 22 de setiembre en el bergantín Belgrano con destino a Valparaíso, para nunca más volver.
CÓMO CAMBIAN LOS TIEMPOS
¿Quiénes fueron nuestros primeros legisladores que por entonces se debatían entre dos ideologías dominantes: la liberal y la conservadora? Según Basadre, “entre titulares y suplentes de 1823 a 1825 hubo una mayoría de veintiséis eclesiásticos y veintiocho abogados”. Entre los 79 diputados se contaban, ocho médicos, nueve comerciantes y cinco militares. Once diputados titulares y tres suplentes no eran peruanos de nacimiento. Uno era chileno.
No deja de ser curiosa la comparación con el Congreso actual. Entre los 130 nuevos parlamentarios encontramos 30 abogados, 20 ingenieros, 13 administradores, 8 economistas, 3 sociólogos, un veterinario y hasta un entrenador de fútbol (Gian Carlo Vacchelli).
En 1822 Lima no era la ciudad más poblada del Perú. Al momento de la composición del primer Congreso Constituyente, la capital tenía 119.700 habitantes, frente a los 230.970 de Trujillo o los 216.382 de Cusco. Por ese motivo, Lima tuvo 8 diputados titulares y 4 suplentes, mientras que Trujillo llevó 15 titulares (uno más que Cusco) y siete suplentes al igual que la Ciudad Imperial.
El país quedó representado entonces por 11 circunscripciones: Lima, La Costa, Huaylas, Tarma, Trujillo, Cusco, Arequipa, Huamanga, Huancavelica, Puno y Maynas y Quiijos.
Hoy contamos con 26 distritos electorales que reúnen a los 24 departamentos, la Provincia Constitucional del Callao y el distrito electoral de Lima Provincias. Asimismo, el peso de la capital es indiscutible: Lima Metropolitana está representada por 36 legisladores. Otros tiempos, sin duda.
MÁS DATOS
Curiosidades I
Revisando las normas dictadas por el Marqués de Torre Tagle, antes del primer Congreso, llama la atención una del 16 de febrero de 1822. En ella se prohíbe “la bárbara costumbre de arrojar agua en los días de carnaval”, por contrariar “la dignidad y el decoro del pueblo ilustrado de Lima”.
Curiosidades II
Para combatir a los malhechores que azotaban a Lima, el 24 de noviembre de 1822 el Congreso dispuso que “ningún individuo, militar o paisano pueda andar a bestia después de las ocho de la noche”. Si se negaban al allanamiento, había orden de “hacerle fuego”.